viernes, 27 de noviembre de 2009

Incompatibilidad

"El imán se suicido porque no podía encontrar el amor, era homosexual."

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Bocazas


La única condición para vivir en aquel mágico pueblo era tener un secreto, y eso era algo que sabiamos todos los habitantes.

No sabía cual era el secreto de ella pero había conseguido acostumbrarme a ignorarlo y estabamos muy a gusto, eramos felices.
Ese día me sorprendí a mi mismo cuando le dije el mío. No se porque lo hice, pensaba que me costaba más saber que ella ocultaba algo y resultó ser que me costaba más ocultarle algo a ella. Supongo que por amor abrí mi boca de Pandora:

- Cariño tengo que decirte algo.

- ¿Que pasa mi amor?

- Yo no tengo secreto.

Torció el gesto y se rió como de una tontería de chiquillo... que linda...

El resto del día transcurrió dichoso, sentía una libertad interior tan grande y tan vívida que por momentos notaba como si fuera a rebosar por mi boca en forma de arcada de risa. Por la noche fuimos a la cama e hicimos el amor apasionadamente contagiados de mi esplendor y nos dormimos abrazados uno con el aliento del otro.
Al día siguiente desperté sobresaltado y helado de frío, estaba vestido con harapos y durmiendo sobre unos cartones que olían a orina.

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viernes, 23 de octubre de 2009

Boceto: Durden Daedalus.

La última vez que se sonrió fue hacía unas pocas semanas, escondido bajo un parapeto hecho con su ajada mesa del despacho; y es escalofriante pero la mueca surgió cuando teniendo a un acreedor a tiro, que a su vez lo estaba encañonando con un arma corta, una de esas pistolas rusas de quien compra lo que le venden, su M29 se encasquilló. Sonrió justo en el momento en el que sonó el chasquido metálico y no la detonación. Nunca sabremos el porqué de esa sonrisa, tal vez se sintió más vivo durante una fracción de segundo, tal vez lo vió como algo que le sacaba de la rutina, tal vez el verlo como una pausa antes de cargarse a ese tío que por un momento pensó que saldría airoso de allí... difícil acertar. De lo que podemos estar seguros es de que no era una sonrisa nerviosa, no siendo el detective Daedalus.
Ese episodio terminó como tenía que terminar, con parte del temerario tipo que entró sin llamar en el suelo, y otras partes en la pared y en el techo...

A pesar de que era la segunda vez que le pasaba no ha cambiado de arma, y es que la conoce a la perfección: la caída, el peso, la empuñadura... es complicado crear un vínculo así con un objeto y no iba a despedir a su metálica empleada después de tantos años de buen servicio.

En realidad cuando se hace el esfuerzo de abstraerse de los estándares de comportamiento y se piensa en un registro alternativo, ligeramente patológico por "solitario" y asocial, lejos de ser alguien frío y sin sentimientos, Durden cree en cosas y quiere cosas... tiene una unión casi sentimental con sus dos compañeras: "Señora" (que es como llama a su Smith & Wesson) y su ciudad, Madrid, "la Dama". Lee revistas de historia, escucha música, una vez o dos al año pesca en el Manzanares y luego devuelve los trofeos (menos si son "jodidas percas invasoras"), religiosamente cada domingo va Casa Pepe a la hora del partido y se toma dos armagnac de espaldas a la televisión, ni siquiera se entera del resultado... y muchas otras cosas que no enumeraré por no aburrir al contubernio que lea estas líneas.

sábado, 3 de octubre de 2009

Dicotomía de la musa; cuerpo y mente.

Se ha ido la musa? Se habrá ido con las musarañas? Estará tras una muselina que la vela y la veda? o una verja verde con su pintura desconchada, que enseña la vergüenza de su óxido (su verdadera naturaleza) la mantiene recluida? Si es así, está a esa distancia frustrante que es 1 cm más que la longitud desde la punta del dedo al punto de dolor donde se te clava el hierro en la axila?
Que hay que hacer? Crecer? Esperar? Quedarse quieto mirando o correr para ver? Probablemente cambiar el registro para poder crecer esperando, esperar creciendo y sobre todo correr quieto... volar por el suelo.

domingo, 5 de julio de 2009

Noche de Enero del detective Durden Daedalus.

Era una noche fría afuera, en ese momento las calles estaban casi desiertas. El aire se deslizaba húmedo por entre los coches y sobre el pavimento, empañando cristales y metales, volviendo resbaladizos los pasos de peatones. Los semáforos parecían estar realizando un ensayo general previo al momento en las personas estuvieran allí para mirarlos.

Dentro la luz era ténue. También había humedad pero esta era más densa y cálida. Brotaba de los dos cuerpos que yacían juntos en la cama, sin tocarse ya, a distancia de aura. Cuerpos desnudos, brillantes por el sudor, tapados parcialmente por una sábana de algodón que no entendía de pudores, arrugada y untuosa por el líquido que atesoraba con celo.
El humo de los cigarros ascendía lento hasta un punto en el que chocaba con un muro invisible y ahí se rompía formando una niebla que acobardaba más aún la luz...

martes, 13 de enero de 2009

Roja, Azul y Amarilla (Primera parte)

Así sería su bandera, era perfecta!. Los tres colores primarios a partir de los cuales salen todos lo demás. ¿No dicen que todo hombre tiene que tener una bandera?, ¿un símbolo que seguir?; pues el la tenía. No una bandera ajena, su propia bandera.

También tenía un buen plan, con algún pequeño fallo de cálculo, pero un plan. Probablemente uno de esos fallos de cálculo le había llevado a su situación actual, escondido y sangrando. Las heridas le escocían por el sudor, pero eso le hacía estar alerta.
No dolían, escocían.
Siempre había pensado que las heridas por arma de fuego dolían una barbaridad, por lo menos en las películas la gente herida actúa como si dolieran, sin embargo parecía ser que gran parte de ese fallo de cálculo que ahora le hacía encontrarse en tan difícil situación radicaba en las películas. Su falta de experiencias reales con respecto a las armas y la resistencia humana por un lado, y el desconocimiento absoluto del comportamiento real de las personas por otro, era algo que había obviado.

Un mes antes ya se había estado metiendo en foros de internet para captar adeptos a su causa contando parte del plan. Tampoco se preocupó mucho de ver las respuestas pues su discurso estaba hecho de verdades como puños... era incontestable.

Hacía tan sólo unas horas que había girado la llave de su coche como quien gira la llave de un misil atómico intercontinental... sabía que ese acto traería consecuencias pero no había otra solución. El tampoco podía echarse atrás principalmente por dos motivos: el primero era que no quería, deseaba con ilusión seguir adelante, la luz de un nuevo futuro iluminaba su alma; el segundo motivo era que antes de girar la llave de su coche se había metido en todos esos foros para confirmar que ese era el día y que marchasen hacia su destino común.

Entonces todo empezó a torcerse, tras dos horas de camino le paró un policía de tráfico que al ver la escopeta se asustó y a pesar de la explicación insistió en que saliera del coche. Es más, parecía como si la explicación le hubiera horrorizado. Al salir del coche aprovechó un despiste del agente y simplemente le pegó un tiro... pero no fue suficiente!